Por Dr. Amín Cruz
“Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas”.
Alphonse de Lamartine.
En víspera del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, veo en la actualidad el empoderamiento de la mujer que encuentra eco, no sólo en la voz colectiva de la sociedad civil, sino en el mismo sistema internacional con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, ONU, buscando respaldar las acciones que promuevan un mejor y más pronto desarrollo en condiciones de igualdad para las niñas y mujeres.
Las prioridades es desarrollar desde lo local, nacional, hasta lo global, una agenda de políticas públicas que aseguren la atención acentuada con temas como la educación, la salud, el empleo, la seguridad, entre otros, cuidando tanto la equidad y los derechos humanos como la sustentabilidad de planes y programas que permitan en corto y largo plazo una importante mejora en las condiciones de vida de los grupos más vulnerables de la población alrededor del mundo.
Uno de los grandes retos de estas agendas es que con perspectiva de género en pro de una verdadera igualdad se generarán acciones conflictivas, para atender el creciente dilema de la fémenina en desarrollar una carrera profesional y tener familia, todo al mismo tiempo.
La concepción del liderazgo femenino en el mundo actual está ligada a la idea de que las mujeres no deberían elegir entre el trabajo o la familia, a modo de exclusión, sino que, por el contrario, deberían existir aquellas oportunidades que permitan compatibilizar la vida familiar/personal con el trabajo.
Dr. Amín Cruz, PhD
La mujer tiene un espacio ganado en la sociedad y en las organizaciones, aunque todas no han logrado alcanzar un lugar preferencial, siguen luchando con el estereotipo de que el hombre es el líder, el que manda y ocupa posiciones jerárquicas, pero cada vez más vemos grupos de ejecutivas donde hay más mujeres que hombres, ellas deben aprovechar incrementar y demostrar todo su potencial sin competencia.
Su liderazgo es más cercano, comprometido, más orientado a la formación, colaboración, empatía, sensibilidad y consenso, tienden a ser más participativas con la eficacia para crear equipos de trabajo y la capacidad de tomar decisiones en situaciones de crisis, es decir, se ejerce un liderazgo cuando se responde a las necesidades de la nueva dinámica social y económica, por ser solidarias, empáticas, organizadas, directas, participativas y creativas, de tal forma que se garantice el avance y el crecimiento de los proyectos trazados.
Por lo que al asumir el rol del liderazgo de las mujeres en una sociedad que en estos momentos, más que nunca está necesitada de líderes más humanos, necesita de más mujeres progresistas en puestos de decisión para avanzar hacia propuestas de solución a amenazas graves como el calentamiento global, la inestabilidad política en algunas regiones y la profunda desigualdad económica que golpea al mundo.
La mujer esta entiendo que ha llegado la hora de asumir su posición sin odio, sin revanchismo y no ver al hombre como un rival, sino mas bien como un aliado potencial. Ya esta lista para dar el salto cualitativo y dialéctico que le corresponde, para asumir su compromiso real con la sociedad, la familia y demás aliados del mundo.
“La mujer es el principio y fin de la vida humana”. AC.
Dr. Amín Cruz, PhD, diplomático, historiador, educador, periodista, escritor, presidente del Congreso Mundial de Prensa – Congreso Mundial de Universidades.
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