como símbolo de reconciliación
Apreciados lectores de Inmigrantes News, para JuglaresNY de Colombia y en mi propio nombre, me enorgullece servir de eslabón como miembro de la Cámara Internacional de Empresarios US, para involucrarnos en dos magnos proyectos de Solidaridad Social, con la “Unión de Costureros” representada por la lideresa Virgelina Chará y la “Maloka del Sol” del músico, artista y amigo Edgar Rua, pioneros del teatro callejero y la comparsa en la ciudad de Medellín y con quienes tuvimos el agrado de reunirnos en video conferencia vía Zoom para ir apuntalando los propósitos.
La aspiración: colaborar en la expansión de tan noble causa, realizando alianzas estratégicas, políticas, con las comunidades afrodescendientes, las organizaciones sin ánimo de lucro y la empresa privada, para desbordar las fronteras nacionales con dos magnos proyectos como son:
El arropamiento de un edificio emblemático de New York como el Empire State Building por ejemplo, con su red de tejedoras en Colombia que desean también expandir a otros países. Todo por la “NO VIOLENCIA”.
El segundo proyecto consistes en organizar una gran gira intercontinental en un Omnibus debidamente decorado y publicitado que atraviese el continente americano de norte a sur, con este bus repleto de Saltimbanquis, Teatreros, Músicos itinerantes que van llevando a su paso por cada país del continente, con arte y alegría, el mensaje de la “NO VIOLENCIA”
Virgelina Chará es la líder de la Unión de Costureros, quien junto a las integrantes de su colectivo está a cargo de los telares que se conocen como togas de la memoria; la forma que encontraron estas mujeres de relatar los procesos de resistencia de la comunidad negra. Este es uno de los cuatro colectivos que desde el 2019 trabaja en conjunto con la Comisión de la Verdad en la iniciativa “Tejiendo la Verdad”.
A la tarea de tejer se fueron sumando personas e instituciones. Han cosido además de su colectivo, colegios, universidades, excombatientes, militares, familiares de desaparecidos, cuenta Chará. No hay protocolo para participar, todo el que quiera puede hacerlo. “Solo con coger una aguja y una hebra de hilo ya hace parte del proceso”, advierte. Lo que se ve hoy es el ejercicio material de los costureros en las localidades, pero detrás hubo un trabajo colectivo de resiliencia mucho más grande”, afirma Claudia Girón del costurero Kilómetros de vida y memoria.
Girón trabaja desde 1994 en narrativas testimoniales a través del arte. La idea del costurero empezó cuando se plantearon entender la normalización de la violencia contra personas o grupos específicos y la omisión de hechos y lugares. A través del tejido, hombres y mujeres de distintos costureros enfrentan su dolor: “Es como conversar en silencio con la tela, la aguja y el hilo; es como escribir un libro, pero multicolor”.
Cubrir un edificio de alguna ciudad del continente con estos tejidos es un símbolo grandilocuente de solidaridad y apoyo al proceso de esclarecimiento de la verdad con las Víctimas’. Buen Viento y Buena mar.
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