En esta tercera entrega, vamos a examinar la vinculación de las pandillas no solo salvadoreñas sino también Mexicanas, Guatemaltecas, y Hondureñas con los carteles de las drogas en México y Colombia. Cabe recordar que México es la principal ruta de la cocaína hacia los Estados Unidos y la principal fuente de heroína, lo que esta impulsando un aumento en la adición a los opiáceos en los Estados Unidos, así como un importante proveedor de metanfetaminas.
Por otra parte, los esfuerzos de los Estados Unidos por combatir los carteles de las drogas en Colombia, especialmente en la década de los noventa y el dos mil, contribuyó a que dichos carteles movieran muchos de sus negocios a Centroamérica, dadas las ventajas que ofrece a este negocio el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos, Centroamérica y la Republica Dominicana; así como el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos, Canada y Mexico; ya que estos instrumentos comerciales conllevan el libre flujo de capitales en la region, lo que es aprovechado tanto por los carteles de las drogas como por otros grupos que promueven el crimen transnacional organizado.
La vinculación de la violencia generada por las pandillas en toda la región mesoamericana, aunada a las actividades generadas por los carteles de las drogas, ha tenido como consecuencia un impacto negativo en la migración indocumentada de los países centroamericanos hacia los Estados Unidos, convirtiendo a estos grupos vulnerables en víctimas y victimarios de estos fenómenos complejos. Esta situación puede explicar en parte, pero no justificar, medidas como la retención de menores centroamericanos no acompañados en territorio estadounidense, especialmente durante la crisis de 2014 sobre este tema.
En el año 2015, México repatrió a 166,000 centroamericanos, entre ellos a unos 30,000 niños y adolescentes, mientras que Estados Unidos deportó a más de 75,000 centroamericanos.
La respuesta de las diversas administraciones estadounidenses hacia este fenómeno ha sido la deportación, la continuidad en la construcción del muro en la frontera con México, y un débil apoyo a la creación de empleos y lucha contra la corrupción de los gobiernos mesoamericanos durante los últimos 30 años. Esta respuesta debe enmarcarse también en el cambio de la visión geopolítica de los Estados Unidos, en potenciar su poder económico, político y militar en las guerras libradas en Afganistán, Irak y el Medio Oriente en general.
Adicionalmente, debe considerarse la guerra comercial que libra Estados Unidos con China, que ha llevado a cambiar el equilibrio internacional, que fue favorable a los Estados Unidos luego de la caída de la Union Soviética en 1991 hasta el nuevo orden internacional tripolar imperante en la actualidad, sostenido por los Estados Unidos, Rusia y China.
Este nuevo orden internacional, luego de la pandemia del COVID-19 y el gran reseteo de la economía internacional propuesto por el Foro Económico y Social nos lleva a un “globalismo regional” que podría contribuir a repensar el tema de la migración internacional.
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