Por Miguel Sarmiento
Todavía con las violentas imágenes de la toma del Capitolio frescas en la memoria colectiva del país, el boleto por el que apostaron lo estadounidenses a la presidencia de la república para el próximo cuatrienio, recibe a un país sumido en medio de una crisis triple: Una de identidad ideológica. Otra de orden económico, y una tercera, de estado de salud. Además, les espera un Congreso en el que el Partido Demócrata tiene un margen de ventaja en curules bastante apretado sobre lo que queda del Partido Republicano. Asimismo, les espera una Rama Judicial sobrecargada de jueces activistas ultraconservadores nominados y confirmados por un Senado, igualmente conservador y socio de Trump en su controversial y desatinada gestión.
No habrá Luna de Miel
Mientras, el liderazgo del Partido Demócrata se debate entre si proceder con el Juicio Político contra, el ahora ciudadano, Donald J. Trump en el Senado, o si empiezan a trabajar a fondo en la agenda Biden/Harris para confirmar a los miembros del Gabinete y enfrentar el reto de la pandemia y la salud de la economía del país con la debida urgencia que dictan las crisis.
El sur también existe
Las crisis no se limitan al terreno doméstico, no. Al equipo Biden/Harris le espera una tarea ardua para limar asperezas con el mundo en general, con sus países vecinos en la frontera del sur en particular. A la misma vez, el equipo puede seguir con la derogación de todos los Decretos de Estado, decretos racistas e inhumanos, que emitiera su predecesor, y concentrar sus esfuerzos en la reunificación, no solamente de los menores separados de sus padres, sino de todas familias inmigrantes. Esto, sin dejar a un lado la reinstauración de DACA.
No hay que reinventar la rueda, sólo ajustarla
Por fortuna, el país ha pasado por crisis similares y el nuevo equipo que toma las rindas de la que fuera la primera potencia mundial, puede apoyarse en el modelo económico del Nuevo Trato de Franklin Delano Roosevelt, pero transformado en El Nuevo Trato Verde, y en los de relaciones con los países del continente americano de ambos FDR y John Kennedy: El Buen Vecino y La Alianza para el Progreso, respectivamente.
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